Bonsai Rosario

Tuya Aurea

Tuya Aurea
2do.Premio Miyamoto 2005

Juniperus scuamata

Juniperus scuamata
3er.Premio Miyamoto 2005

miércoles, 8 de febrero de 2012

JACARANDÁ, un bonsái posible.

El Jacarandá es una de las especies autóctonas que junto con el Palo Borracho y el Ombú es de las primeras que queremos hacer bonsái.
De hecho todos los aficionados al bonsái hemos intentado de mil maneras llegar a tener un ejemplar, pero la realidad es que a medida que avanzamos en el conocimiento nos damos cuenta que es todo un desafío.
La realidad es que esta variedad nuestra tan querida, el Jacarandá; objeto de la inolvidable canción, forma parte de calles y plazas de todo el país, es un poco complicada para su aplicación en la practica del bonsái. Los motivos…hojas compuestas y grandes, fuerte crecimiento apical y difícil ramificación secundaria. De todos modos no significa que no podremos lograr un bonsái aceptable. Hay que seguir intentado con las especies autóctonas, no solo el Palo Borracho, el Ombú o el Jacarandá. Hay un montón de especies que tienen un valor botánico importante para el bonsái como el Espinillo, el Lapacho, el Cucharero o el Francisco Javier. Lo que ocurre es que, creo yo, nos detenemos en la autóctonas de siempre, el Palo Borracho y el Ombú. Ya hay buenos trabajos sobre estas especies, dicho sea de paso.
Volvamos a Jacarandá. Es posible un pocos años lograr algo interesante. Aquí te cuento mi experiencia.


Este es un bonsái que hoy tiene unos 12 años. Su origen es de semilla. Recogí la plántula que tenía unos 5 cm. de alto por el mes de Febrero del 2000, de la calle entre las baldosas de una vereda rota…la coloque en una maceta con un poco de tierra y allí la deje hasta la primavera. Luego para esa época eliminé la raíz pivotante y la coloque en un contenedor grande con sustrato bien drenado, allí la deje por otro año más.
Empezar desde semilla tiene la contra de que hay que esperar varios años, pero aprovechamos la fuerza apical que tiene esta especie (crecimiento vigoroso en los extremos, sobre todo en el ápice) para lograr un buen nevari y conicidad en el tronco. Por otro lado al eliminar la raíz pivotante en la primera etapa, logramos mayor cantidad de raíces radiales. Si partimos de esquejes es más difícil conseguir en esta variedad estas características.



Aspectos del fruto y las semillas de Jacarandá. La germinación es muy sencilla, se realiza a finales de la primavera.



Apariencia de la plántula germinada en el mes de Febrero.
Como se puede ver en este estadío las dimensiones de tronco es de unos pocos milímetros de diámetro y unos 10 cm. de alto.



Luego de segundo año, es decir luego de haber cortado la raíz pivotante y colocar la plantín en un contenedor grande, a la segunda primavera lo que hice fue colocar un alambre sobre el tronco para darle una suave curva y de allí lo saque del contenedor y lo plante en la tierra directo sin tocar raíces, por…. no se, 4 o 5años.
Con ello logre: un buen nevari, una suave curva en la primera porción del tronco, conicidad y algo no menos importante la primer bifurcación del tronco que dará origen a un segundo tronco para tratar de darle una apariencia bien natural del estilo jacarandá-moyogui.


En este periodo se hicieron las podas necesarias para lograr reducir la altura y lograr la ramificación estructural para luego trabajar ya en la maceta de bonsái la ramificación secundaria. Esta estructura es muy difícil lograrla desde esquejes o desde el cultivo en maceta de bonsái. En el transcurso de estos años de cultivo en tierra se hizo una selección de raíces. Si no se hubiera cortado la raíz pivotante, seguramente hubiéramos tenido dos niveles de raíces siendo el más desarrollado el más alejado del tronco.
Además destacar la facilidad de cerrar los cortes que tiene esta variedad.




Se puede ver lo bien que cicatrizan los cortes tratados con pasta.



Las podas estructurales fueron realizadas cuando el árbol estuvo en tierra. Cortando y dejando crecer, una y otra vez. Esto nos da conicidad y movimiento. Es importante manejar el vigor de los brotes ya que al tener yemas pares una siempre logra más vigor que la otra y como casi siempre suele suceder nunca desarrolla la del lado que necesitamos.



Se puede observar un corte drástico y el callo en el tercio medio del árbol.




Aquí se logro la formación del ápice con una estructura básica mediante poda, la utilización de alambrado fue muy puntual como para direccionar alguna rama tierna. Le gusta el sustrato bien drenado, he utilizado ladrillo molido con resaca o mantillo en un 30%. La minileca no funciona bien en esta especie. Abono suave, no muy intenso en la maceta de bonsái para mantener a raya la brutación aplical. Se puede practicar con éxito el desfoliado en Diciembre. Es importante mantener las buenas condiciones del sustrato ya que sino pierde parte de la ramificación.
Lo demás te lo da el tiempo, los años de cultivo, el wabi y el sabi del bonsái.






Un nevari interesante con una defectuosa raíz que cruza, será para arreglar en el futuro. En aquel momento me pareció difícil tomar esa decisión, ahora me cuesta más...



La espera de 12 años te da algunas recompensas…


A pesar de ser un árbol muy joven la corteza empieza a resquebrajarse…




Nevari 15 cm. Tachiagari 8cm. Altura 55cm.
Ojala en mucho años aya mucho y muy bueno ejemplares de Jacarandá… y de muchas autóctonas mas.







Este ejemplar es una foto encontrada en Internet, NO me pertenece y NO se quien es su propietario… hermoso ejemplo a seguir.



Ficha técnica:



Jacaranda mimosifolia, comúnmente llamado jacarandá, jacaranda o tarco, es un árbol subtropical oriundo de Sudamérica (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay) y ampliamente extendido a causa de sus bellas y duraderas flores azules. El término jacarandá proviene de su nombre nativo guaraní y significa ‘fragante’; y el término mimosifolia, proviene del latín, y significa de hojas parecidas a las de una mimosa. También se lo conoce con el nombre palisandro, que hace referencia al palisandro africano (Dalbergia cearensis).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza evalúa al jacarandá como vulnerable.
La copa del jacarandá no tiene una forma uniforme, algunas veces en forma de una sombrilla, algunas veces de forma piramidal, pero nunca densa. En general, forma una copa ovoidal e irregular. La estructura es de ramificación principal extendida. La copa alcanza un diámetro de 4 a 6 m, proyectando una sombra de mediana intensidad.
El tallo principal tiene una forma algo torcida. El tronco tiene una altura de 6 a 9 m y un diámetro de 40 a 70 cm. El ritidoma es de color pardo grisáceo y de textura lisa en la juventud, y áspera, fisurada y oscura con la edad, forma escamas rectangulares que se pueden desprender. El jacarandá alcanza 8 a 12 m de altura. Es un árbol semideciduo de crecimiento medio y una longevidad de más de 100 años.
Hojas grandes de 30 a 50 cm de longitud; hojas compuestas, opuestas, bipinnadas, con hojuelas de 25 a 30 pares de folíolos pequeños de forma oval-oblonga, apiculados; de color verde claro, textura de su superficie lisa pubescente. La cara superior de la hoja es de color verde oscuro, la cara inferior pálida. Estas hojas bipinadas recuerdan la fineza y gracilidad de las hojas de los helechos. La época de foliación ocurre a principios de verano. El follaje de jacarandá es útil para atrapar la contaminación del aire; las hojas se ponen de un color opaco y se caen en marzo para luego florecer; después de la floración saldrán hojas nuevas.
Flores grandes de 4 a 5 cm; en panículas terminales de 20 a 30 cm, racimos erectos de flores muy vistosas. Son de forma tubular, acampanada y con lóbulos desiguales; color azul violeta. El borde de cada flor está formado por cinco lóbulos desiguales. Es típico de las bignoniáceas que el más largo de los cinco filamentos estaminales sea estéril y que dos de los fértiles sean más largos que los dos restantes. El pistilo es largo y pubescente, se encuentra en la flor acampanada y tiene una garganta de color blanquecino. La floración se produce de noviembre a diciembre, antes que la foliación, y a veces tiene una segunda floración, más escasa, hacia febrero. El olor suave de las flores no solamente es percibido por el ser humano sino que también atrae a numerosos insectos.
Fruto leñoso, dehiscente, plano, en forma de castañuela, con gran cantidad de semillas pequeñas; cápsula loculicida de 6 cm; oblonga y orbicular pardo oscuro. Los frutos aparecen a finales de otoño y permanecen todo el año.
En invierno el jacarandá pierde todas sus hojas. Entonces se reconoce por sus frutos, cápsulas redondeadas, algo más largas que anchas y aplanadas que recuerdan a bolas navideñas restantes en el árbol deshojado. Las cápsulas maduras son leñosas y se abren en dos partes. Por su parecido con las castañuelas, les viene el nombre en guaraní (ka-í jepopeté) que significa algo así como ‘aplauso de mono’. Así se liberan las semillas, que están rodeadas por un ala membranácea transparente.
Raíces de desarrollo oblicuo, iguales y fasciculadas; no son invasoras, por lo que cuando se presenta un periodo de escasez de agua el árbol se ve muy afectado.
La madera es excelente para trabajos de carpintería en interiores. De color claro, vetas cortas y bien marcadas, dibujo parecido al fresno europeo, es liviana (aprox. 450 kg/m3) y muy trabajable.
• Entorno natural: bosques caducifolios tropicales; especie de América del Sur con amplia área de dispersión.
• Clima: muy sensible a temperaturas inferiores a –1 ºC consistentemente (más de 4 h). Los ejemplares jóvenes mueren si la temperatura es inferior a 0 ºC. Resiste una sequedad débil. Prefiere pleno sol pero se adapta a semisombra. Se desrama con vientos y tormentas de mediana intensidad.
El jacarandá está distribuido en Brasil, Bolivia, Paraguay y también en el Noroeste argentino. Habita pocas regiones limítrofes del Chaco Boreal, tales como los cañones de Cerro León y bajadas cerca de Filadelfia.
En Paraguay: básicamente en todo el país, encontrándose en toda la zona oriental, mientras que en la zona occidental o Chaco, va decreciendo su aparición según se hace más seca o árida la zona.
Como árbol ornamental es cultivado en numerosas partes del mundo, incluso en los Estados Unidos. Crece con preferencia en zonas húmedas y forma en el Chaco paraguayo juntamente con Urundey, Paratodo y especies de Quebracho, isletas de árboles grandes.
Se ha introducido en áreas ajenas a su hábitat natural donde crece muy bien: en la provincia de Buenos Aires (en Argentina), Nueva Zelanda, Florida, California, el sur de Texas,3 en Lafayette, sur de Luisiana,4 en el altiplano de México, la costa mediterránea de España y en Canarias, el sur de Portugal (notoriamente en Lisboa), sur de Italia, Hawái, sureste y suroeste de Australia y Sudáfrica.



P.D. Un agradecimiento muy especial a Stella Escalante, artista plástica y especializada en pintura sumi-e por su colaboración desinteresada en el diseño del nuevo logo de Bonsái Rosario.